Enunciación de una tortilla
Pequeña
choza,
luz de
candela
avivando la
cera
como a la
tierra la broza.
Perlas
molidas,
leña ya
ardes
comal curado
maíz te
expandes
suave cual
seda
llegando a
brocado.
Ritmo de
alas
palmeando
esferas
vivencias,
dolores,
sudores,
eras.
Resguardando
calor
entretejidos
canastos
llevándose
voces,
risas,
rutinas,
cuentos de
espantos…
La tejedora
Voces
ancestrales
dictan
colores
vivas formas
salvajes y
flores
un mundo
sabio
de madejas
por caminos
colores por
destinos
coronas
tocoyales.
Al ritmo del
tun
y la
chirimía
yaces
hincada
entretejiendo
tu armonía.
Y el pequeño
a tuto
naciendo de
la verde sierra
sembrando su
sendero
sueña tejer
la tierra.
Pobre infancia
No es juego,
ni disfraz
ser leñador,
lustrador o carpintero
es realidad
de un mundo falaz
desde el sol
hasta el lucero.
No hay
cuenta ni fiesta por edad
solo sabe
del cruel espanto
de dar un
paso sin adelanto
criatura con
su juguete realidad.
Un día que
el sol se esconde
para el
carrusel de la vida,
sube otro
niño con la misma herida
y se da
cuenta que ya es un hombre.
Campesino
Campesino, raíz de mi tierra,
amaneces
entre caminos de niebla fría
por la
mágica montaña
cargando la
ensarta de leña seca.
Vas
campesino cual hormiga
por senderos
como serpientes
que dejan la
oveja y la cabra.
La penuria
surca tu cara,
marca cayos
en tu huella,
arrebata
retoños a la vida.
Sigues,
siempre adelante
con tus
manos de semilla
y tus ojos
de tierra negra
cultivando
sueños de lunas nuevas.
Niño de la calle
Manitas que
escarban la basura
un mundo
real sin fantasía,
un mendrugo
da la alegría
y del día es
la ventura.
Achatando
nariz contra el cristal
logra
percibir ese otro mundo,
tan lejano
de su pozo profundo
tan cercano
a través del ventanal.
Gente
desatenta no da sonrisa
sí, la mueca
de la tierna luna
no les cala
qué es hambruna
van con su
eterna prisa.
Un hogar en
nocturna calle
refugio de
calor brinda un papel
entre sueños
pasó Papá Noel
y logró
abrazar materno talle.
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